Gracias México

Gracias, México. Por darme cobijo cuando más lo necesitaba. Por recibirme con los brazos abiertos, sin pedirme explicaciones, solo dándome espacio para respirar, para reconstruirme… para empezar de nuevo. Aquí he madurado. Aquí he crecido como persona. He aprendido a mirar distinto, a pensar distinto. Tu tierra me enseñó que se puede florecer lejos del origen… y aun así sentirse en casa. Aquí he reído, he llorado, he sanado. Aquí me reencontré con el amor: amor propio. Con ese amor que no depende, no se suplica, no se rompe. Ese que nace de adentro y me recordó quién soy. Gracias por tanto, México. Por tu fuerza, por tu belleza, por tu generosidad. Por cada amanecer que me ha hecho detenerme a mirar. Por las calles llenas de vida. Por las personas que sin saberlo me han dado consuelo y luz. Hoy solo deseo estar aquí. Tranquila, en paz. Viviendo este presente al lado de quien más amo, valorando lo simple, honrando lo profundo. Gracias por ser escenario de mi nueva versión. Gracias por recibirme, sostenerme… y hacerme sentir que pertenezco.